Y es que, amor, trescientos sesenta y cinco días dan para mucho. Y para mucho da este corazón que no sabe de frenos. Y ahora echo la vista atrás tratando de recordar todo lo que ha pasado. Tú has pasado, y no lo sabes. Porque todavía no nos conocemos, porque dos mil catorce abrió diligencias, y en dos mil quince nos espera ejecución.
Mi querido Enero, te siento lejano. Fue un comienzo bastante truncado, mucho que estudiar, una relación más muerta que viva, pero ya sabes lo que dien, ¿No?, lo que mal empieza. Bien acaba. Mi Febrero, creo que no fuiste mi mes del amor, terminó de romperse el fino hilo que nos separaba, llegaron unos exámenes para los que no estaba preparada, y de los que milagrosamente salí cuasi-ilesa. Y tal vez empecé a respirar, pero aún sentía agua en los pulmones. Mi adorado Marzo, mi feliz cumpleaños, y qué cumpleaños, gracias por aparecer en mi vida, bombón, gracias, porque fuiste mi mejor regalo, y no lo sabes. Pero ya me encargo yo de decírtelo. Mi pequeño Abril, tú tienes muchas cosas, más de las que imaginas, tengo muchos recuerdos contigos, y una noche, el diez, especialmente especial. Y me la guardo como la noche del año, que han sido trescientas sesenta y cinco, y esa está especialmente marcada. Mi amado Mayo, mayo, mi vida, mayo, mi amor, yo no lo sabía, pero un quince, llegó alguien, y un pedacito de mí, se quedó prendado, envenenado, y ese veneno terminaría por infectarme, pero para ello, tendría que llegar el fin de Octubre. Aún así yo te marco como mayo, gracias mayo, porque ahora creo. Creo en ti y en mí. ¿Será real? No sé. Mi Junio guerrero, otro mes de exámenes. Sólo tengo el recuerdo de las idas y venidas, de los nervios, del estrés, de las gaanas de escapar, de mis ganas de verte, de veros Marzo y Mayo. Mi festivo Julio, con su siete, San Fermín, con el último exámen, con el cumpleaños de mi mejor amiga, con uno viaje especial. Con muchas ganas de desconectar. Mi caluroso Agosto, donde vuelve a calentar Marzo, dónde de nuevo otro cumpleaños, otro pequeño viaje. Tantas cosas que recordar, tantos momentos que resumir. Mi Septiembre, el que en otro momento fue mi mes, ahora ya no, ahora el veintiséis suena a roto. Más exámenes, época de redención, de recuperar el tiempo perdido, de superar adversidades... Mi escabroso Octubre, un nuevo comienzo, el reencuentro con los compañeros, con mi Marzo, con todos los que quise en algún momento. Con ellos. Mis tetes. Conociendo a mis niñas, las que siempre están aquí. En el coche. En el bus. Con mi Mayo, que volvió el treinta de Octubre. Que me hizo eternamente feliz. En un viaje breve pero intenso. Con mi cariñoso Noviembre, que empezó con más fuerza que ninguno, que te arrastró hacia mí, la semana más feliz del año. Pero también el que me puso la miel en la boca y me la quitó de golpe. Ay, Noviembre, ¿Por qué tan cruel? y finalmente, pero no por ello menos importante, mi frío Diciembre, que sacó de mí, lo que no pensé que tenía. Todo el cariño que tenía. Todos mis nervios. Mi todo y mi nada, junto en un mes.
No podría decir cual ha sido el mejor, ni cual el peor. Pero gracias a todos los que habéis pasado por mi vida. A todos los que me hacéis sentir algo, para bien o para mal.
Gracias Dos Mil Catorce, te despido con una sonrisa.
Bienvenido, Dos Mil Quince, dame todo lo del Catorce más uno, cheri.