Suspira frente al cristal y mal dibuja un corazón en el vaho. Mira somñolienta al vacío, más allá de la ventana. Mira el coche aparcado al otro lado del pequeño parque. Cree que es un Seat, pero no está muy segura, la verdad es que no se le dan nada bien las marcas. No es su coche. Tan siquiera se parece. Tal vez un poco en el color, pero tampoco está muy segura... Hace tanto que no lo ve.
Se levanta despacio, y se mira en el espejo. Cierra los ojos y en la oscuridad de su propia vida, lo ve. Ve como la rodea con los brazos. Casi lo siente. Se le eriza la piel. Se le humedecen los ojos y siente como si unas garras invisibles le arañasen la garganta. Pero cuando abre los ojos sigue estando sola frente a un espejo que le devuelve su imagen. Una imagen triste, melancólica. La imagen de alguien con el corazón roto.
Se aparta con cuidado, sin dejar de mirarse, como si en aquel reflejo se encontrasen las respuestas a sus problemas.
El sonido de un motor al arrancar la saca de su ensimismamiento. Vuelve a acercarse al cristal, el presunto Seat se mueve, primero despacio, maniobrando, y después más rápido. Desaparece en apenas pocos segundos. Llevándose el recuerdo que había despertado, pero dejando el amargo sabor de la ausencia.
Detalles que recuerdan tanto, recuerdos que duelen mucho, dolor que provoca somnolencia, o insomnio, quizá... Un color incierto, un corazón mal dibujado ¿quizá en reflejo del suyo? Es muy posible que así sea, aunque se resista, porque si mirarse es encontrar la respuesta a su pregunta, tal vez, y sólo tal vez, haya esperanza de que el corazón siga latiendo.
ResponderEliminar¿Quién no ha cerrado los ojos y ha visto lo que no ve con los ojos abiertos? ¿Quien al no ver, ve lo que quiere ver? El estremecimiento del la visión con los ojos cerrados, de la sensación de la proximidad, es similar a lo que provoca soltar el aire después de llegar al punto y final de este texto.
El coche ha podido marcharse, pero el recuerdo, que debe acompañar, que es algo, que se le supone compañía, sólo sumerge aún más en la soledad más amarga que existe. La del alma.
No digo más por no resultar repetitivo. Un texto sobresaliente, creo que esa palabra aún no la he usado para definir tu escritura.
Un besito preciosa, y que tengas un día lleno de sueños cumplidos y cosas hermosas.
Amor hacia todas tus entradas. No hay nada más duro que necesitar olvidar y no poder...
ResponderEliminarMar, de http://escribiendomilhistorias.blogspot.com.es/
como siempre genial <3
ResponderEliminarJo, que melancólico. Me han dado ganas de helado.
ResponderEliminar¡Un besote!♥
Me gustan mucho tus escritos ♥
ResponderEliminarHola Anita! Hermoso como siempre, y me gusta como usas bien las imágenes de anclaje. ♥
ResponderEliminarUn besito.
Sin palabras respecto al texto, a medida que lo iba leyendo me lo he ido imaginado, y tengo que admitir que mas de una ve he hecho lo mismo que la protagonista al mirarse en el espejo. La pregunta es,¿quien no lo ha hecho?
ResponderEliminar- sonríe eternamente -
Vivir con la ausencia creo que es peor que vivir en soledad. Como siempre una entrada muy buena. Corta pero intensa.
ResponderEliminarCreo que el sabor amargo de la vida a veces no nos deja endulzar los momentos bonitos que nos regala. Ains... En fin, el amor ♥
¡Un besito!
Carolina
Me he imaginado cada palabra que as escrito y seguimos con el mismo tema, el desamor, desenamoramiento. Me sigues recordando en cada palabra a mi amigo. Joder no lo saco de mi mente D: Porfavor golpeame!.
ResponderEliminarEscribes terriblemente bie, Me has transmitido un sentimiento de depresión y tal vez se deba mas a mi amigo que a tu propio relato.
Un abrazo fuerte, he usado tu entrada anterior en la imagen de perfil de facebook ... no se si te moleste que la coloque ahi?
Espero me respondas para evitar malentendidos.
un beso :3
Me ha encantado. Absolutamente precioso. ¿Y el final? Me parece increíble como clavas con palabras sentimientos de una forma tan precisa. La última frase ha sido la guinda de esta entrada, y es que hay heridas que nunca sanan.
ResponderEliminarUn besazo y sigue así.
Suspirarnos nuestro propio dolor debe ser uno de los sentires más repugnantes...
ResponderEliminarEn tus letras se siente el dolor, la partida, el hueco que queda.
:/
Un texto triste, y con la música de fondo muy sentido
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