La Suerte de Trece XIII

Capítulo 13.
Epílogo.

Después del segundo día yo ya estaba más que enamorado. Puede parecer una locura, pero no hay que subestimar los sentimientos cuando vienen de golpe. A mí, por ejemplo, a estas alturas ya nada me asombra. 
Me llamaron para decirme que la prueba de ese fármaco con otros sujetos demostraba que morían a los diez días de su suministro. No lo dudé ni un segundo, fue un impulso. Necesidad imperiosa. Algo que debía hacer  y ese era el momento, cogí una jeringuilla y la clavé en mi cuello, el escozor y la quemazón me hicieron recordar el momento en el que se lo suministré a ella, también pasó por esto, por mi culpa. Si ella no está en este mundo, yo tampoco quiero pertenecer a él. No tendré que seguir soportando los horrores de la guerra. Y tal vez con suerte podamos reunirnos, si es que hay algo más allá. Justo después de eso, y aún mareado por la dosis, preparé las rosas de papel y las dejé en el alfeizar. Aún recuerdo su cara cuando las cogió, cuando la vi con ellas en brazos. Estaba radiante.
Recuerdo aquel día en que ella estaba en la cama y yo tuve que salir de la habitación sin mediar palabra, no podía evitar las naúseas pero ella no debía saberlo, cuando volví se estaba retorciendo en la cama hecha un ovillo, temblaba. Cuanto miedo pasé. Creí que estaba a punto de perderla. Que no había cumplido mi promesa. 
Cuantas cosas han pasado en sólo diez días, cuantos recuerdos felices, parece increíble. Es realmente asombroso como corre el tiempo cuando quieres detenerlo. Y ahora que deseo que mi vida se agote, parece congelado. 
No puedo moverme, me duele todo. Es tal y como ella lo describía. Me arde la garganta. Y noto como mis fuerzas se evaporan cada vez que exhalo el aire. Me voy. Por fin. Por fin volveré a verla, y es que no ha pasado ni un día desde que se marchó y ya la echo terriblemente de menos. Voy a verte, Trece. Volveremos a estar juntos.
Yo la maté. Pero también la salvé de algo mucho peor. La quería. La quería muchísimo y me bastaron diez días para que ella también me amase a mí. Y ahora, nada importa. 
Mis párpados se vuelven de plomo, noto como mi corazón se detiene y una oleada de paz me invade por completo.
-Trece - Consigo decir antes de que la llama de mi vida se apague para siempre.
Y caigo en un profundo sueño del que jamás despertaré.


Con esto doy por terminado el Relato "La Suerte de Trece", espero que os haya gustado y que hayáis llorado tanto leyéndolo como yo escribiéndolo, sobre todo el Capítulo Doce. Próximamente, "Los Ojos de Poe".


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8 comentarios:

  1. Un amor como el que vivieron Trece y Wilhem no muere cuando uno de lo dos se va, y en este caso el sabía perfectamente que no viviría más de dos semanas... Gran valentía al inyectarse el fármaco también sabiendo sus consecuencias letales, aunque claro, cuando te enamoras eres capaz de todo.
    Un besito.

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  2. Awww que llorera , me ha encantado mucho el relato ^^ espero pronto el de Ojos de Poe <33

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  3. Hola Ana Belén! Te aviso por aquí, que ya comencé en el blog con tu iniciativa de Correspondencia ajena, por si querés pasarte a ver si hice bien las "tareas" jaja. Saluditos.

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  4. Hola!
    Acabo de descubrir tu blog y me encanta^^ Podrías pasarte por el mío??:
    lasprincesastambienescriben13.blogspot.com
    Gracias!

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  5. Me he spoileado de lo lindo, pero ha merecido la pena porque me ha encantado ^^

    Besos<33

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  6. Ahora ya te puedo decir lo que te comenté que te diría y es que el recurso de narrar en primera persona suele indicar que el protagonista no muere. Está narrando sus memorias y eso ya indica que sigue vivo. Me llamaba la atención por la inyección y por la certeza de Trece de que moriría. Y yo llegué a dudarlo, lo confieso ^_^. Y veo que finalmente, con gran habilidad, has sido capaz de terminar una historia en voz propia y que te deja temblando de emoción.

    De este capítulo me quedo con la subestimación de los sentimientos. Esa gente que afirma que no es posible enamorarse en dos días o de golpe, quizá es que no han sentido nada fuerte. O están tan contaminados de prejuicios que no quieren verlo. Quizá no se puede llamar amor a un nivel general, pero la oleada que puedes llegar a sentir por alguien de la que a veces eres capaz de no saber ni el nombre es muy fuerte y si no es amor, será algo muy cercano, instinto, pasión, atracción... Las bases del amor entonces. Y en esta historia se ha visto muy bien reflejado la intensidad de los primero momentos, la madurez forzada del que sabe que le queda poco y quiere marcharse en paz con un sueño cumplido.

    Queda darte la enhorabuena, Ana Belén. Y animarte a que sigas inventando historias que nos permita escapar durante unos minutos de nuestra realidad y perdernos en sensaciones fuertes y hermosas.

    Un besito grande y que tengas una noche llena de sueños cumplidos.

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  7. Hola cieloo! me había perdido un par de capitulos pero ya me e puesto al día solo me queda decir WOOOOW! Y es que cuantas locuras podemos llegar a cometer por amor. un besitoo

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  8. "Después del segundo día yo ya estaba más que enamorado. Puede parecer una locura, pero no hay que subestimar los sentimientos cuando vienen de golpe."

    Qué te digo si lo vivo???
    Leerte me ha resultado de todo un poco.
    Por momentos, y dada tu exiquisita descripción, podía verme ahí, observándolos; por otros, me sentía dueña de las sensaciones.

    Gracias por compartir tu arte, preciosa.
    Gracias por esta historia y todas las que vengan.

    Cariños desde Perú.

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