Eran unas ganas horribles de escapar, otra vez.
Era otra boca, otro sabor.
Pero la misma historia.
Era otro cuento sin hadas,
pero era suyo,
jodidamente suyo.
Y así llegó él,
no sabía si para quedarse,
o para irse como los demás.
Pero había llegado,
y ya era más,
de lo que habían hecho otros.
Tal vez, bastara con eso.
Un poco de cariño,
para unos huesos fríos.
Un Nuevo Octubre,
un Noctubre.