Relato Corto Navideño
Capítulo I: Un Espejo Roto. Siete Años de Mala Suerte.
Capítulo II: Un Espejo Roto. Siete Años de Mala Suerte.
Capítulo III: Hoy, 14 de Diciembre.
Capítulo IV: Domingo, 21 de Diciembre.
Un Espejo Roto. Siete Años de Mala Suerte. Capítulo II.
Y acto seguido cogió la maleta y abandonó aquella casa. Sin mirar atrás. Llamó un taxi. Y se fue.
No se hubiese arriesgado a pisar la estación... Tal vez él estuviese allí. Trabajaba allí. Iba, venía... Pero a fin de cuentas allí...
- Alanna... ¿Qué pasó?
- Me diagnosticaron cáncer... No quería hacerte sufrir.
- He sufrido de todas formas. Y he sufrido sin ti.
- Aaron... Lo siento.
- Sentirlo no basta.
Las palabras que se decían, no expresaban lo que sentían y ambos se dieron cuenta de eso. Antes de seguir echándose cosas en cara, de decirse palabras que no solucionarían sus problemas. Antes de complicar algo que ya de por sí, era enrevesado... Se acercaron. Se acercaron porque no les quedaba más remedio, porque sus cuerpos se habían estado gritando desde que se vieron. Porque necesitaban tocarse aunque sólo fuese por un segundo.
Y cuando la mano de Aaron se posó con suavidad sobre la de Alanna, la descarga del magnetismo provocada por dos polos tan opuestos, dos polos que se atraen tanto... Explotó. Se besaron.
Se comieron a besos en la estación en la que se conocieron. Se comieron a besos, en el camino a su cafetería. Se comieron a besos durante la merienda. Se comieron a besos en casa. Y se comieron a secas en la cama.
Porque antes de empezar una vez más la guerra que tenían pendiente, antes de acabar una batalla de vencidos sin vencedores, debían presentar una tregua. Porque se seguían queriendo después de este tiempo. Porque no había odio, ni rencor. Porque ya tocaba un poco de felicidad.
- Te he echado de menos - Dice ella recostada en su pecho.
- Yo he tratado de olvidarte cada día... Pero ha sido inútil.
Sonríen y vuelven a besarse. Pero la tregua ha acabado y ya va siendo hora de presentar armas.
- El cáncer no es excusa para que te fueras - Dice Aaron.
-Yo no estoy usando el cáncer como excusa, Aaron, me fui porque no encontré razones para quedarme, porque me sentía demasiado débil para...
- Cobarde...
-¿Qué?
-No te sentías débil, te sentías cobarde. Fuiste una cobarde y no quisiste enfrentarte a la realidad.
- Me enfrenté a mi realidad.
- Y lo hiciste sin mí.
- Porque...
- No querías hacerme daño - La interrumpe con sorna. Pero acto seguido se aplaca - Entiendo, que lo hicieras pensando en mi bien, pero ¿Entiendes tú lo mucho que me duele?
- Si, si y si, y lo siento.
Otro beso. Esta vez, mezclado con algunas lágrimas. De perdón. De arrepentimiento. De "te quiero mucho y no quiero volver a separarme de ti". Besos de verdad. De película. De libro. De Cine. Besos.
- Aaron...
-¿Si?
- Quiero que me acompañes hoy al hospital.
-¿Te encuentras mal?
-No, hoy es mi última sesión de quimioterapia.
-¿La última? ¿De verdad?
-Bueno... si Dios quiere si... Tendré que esperar los resultados.
- De acuerdo, vamos.
Se visten y montan en el coche de Aaron, un silencio dulce envuelve el ambiente. Están juntos. Compartiendo un espacio reducido en el coche. Respirando el mismo aire. Y se sienten bien. Porque a veces no hace falta hablar, porque las miradas de reojo se gritan los te quiero. Porque se quieren, y se nota. Para bien o para mal. Vuelven a estar juntos. Y sólo la muerte, podría separarlos.
He tenido que leer los anteriores capitulos para coger un poco el hilo del relato pero bueno jajajaja, ya he recuperado el tiempo perdido.
ResponderEliminarUn besito.
"Porque sus cuerpos se habían estado gritando desde que se vieron. Porque necesitaban tocarse aunque sólo fuese por un segundo". Muy bello! Por más mala que esté la situación, nunca hace falta el deseo de mostrar el cariño que aún existe y expresarlo. Amé sus acciones!
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