- ¿Me quieres?
- No.
- Y el sonido de su corazón rompiéndose pudo oírse durante días. Los mismos que tardó en volver a levantarse de la cama.
Sacarse la espinita iba a ser difícil, era propensa al dolor, a sufrir por amor. No sabía por qué se molestaba en reconstruir su corazón si siempre acababan rompiéndoselo. Poco a poco se acostumbra a las decepciones, a los quebraderos de cabeza. A mirar de lejos un amor que no será. Ya no se esconde cuando se lo cruza por los pasillos, porque no tiene nada que ocultar, había sentido mucho, muy deprisa, y los frenos le habían fallado por enésima vez. Otro golpe, otros tantos meses de rehabilitación. No importa. Una vez pasado el trauma, se levanta, se maquilla como ha hecho siempre y sigue pareciendo fuerte, indestructible.
El luto lo lleva por dentro, pero nadie tendrá jamás la satisfacción de verla hundida.
Creo que tus últimas frases lapidarias son lo que más me llama de tus historias, sin duda alguna. Aunque te rompan el corazón supongo que es importante parecer fuerte, desmoronarse es casi más duro que el dolor en sí.
ResponderEliminar¡Un besín!
Todos pasamos por eso alguna vez, el dolor en medio del pecho y la sonrisa en la cara. Siempre amo tus relatos ♥
ResponderEliminar¡Besote!
Lo mejor es salir a la calle pisando fuerte y ser feliz.
ResponderEliminarSaludos, nos leemos.
Me encanta el texto y la imagen de Spencer
ResponderEliminarSaludos