Escucha Mi Historia II

"Tienes todos los espacios,
inundados de tu ausencia,
inundados de silencio"
- Maná

Jamás olvidaré el día que matamos la ilusión. 

Aunque suene crudo, aunque suene a roto. Aunque sea silencio. Aunque sea verdad. Una verdad falsa.

No pude decirle cuanto lo quería, porque no lo supe, hasta que se fue... Y me prometí, mil veces más dos docenas, no dejar las cosas a medias. Me juré que me arrepentiría de hacer las cosas, pero no de no-hacerlas.
Ahora, una vez más, nado a mi deriva, y tu ausencia, no quema lo suficiente para consumir las horas, que se eternizan porque no estás. Y no quiero mantenerme ocupada para no pensar, porque te pienso con más intensidad, porque haces el mismo daño o tal vez más. Porque por primera vez, prefiero recordarte hasta las últimas consecuencias, quiero asumir que algo debí hacer mal. O simplemente no hacer.

Las canciones tristes, los versos amargos, el café solo, como yo. Como nosotros, sin ti y sin mí. Los cuadernos que no llevan tu nombre, porque no sé cual es. Porque en el anonimato creí que dolería menos, pero me equivoqué una vez más. Y un paseo, una lluviosa tarde de domingo sin lluvia, a la estación de autobús, donde todo empieza, donde todo se acabó.

Y es que el corazón no me alcanza para quererte, y he tenido que echar mano del páncreas y de los pulmones para almacenar tantas cosas que he callado.
Tanto fuego, tanta agua. Tantos y tan pocos kilómetros dependiendo de los centímetros que nos separan. Que tal vez antes me bastaba con que supieras que yo existía en el mismo mundo que tú, que éramos compañeros de viaje en un barco, o mejor, en un autobús, pero ahora, necesito que entiendas que tú eres mi mundo.

Se van las mañanas, y la tardes mirando por las ventanas, buscándote en cada calle, detrás de cada farola, pensándote, entre palabra y palabra. Llevándote por dentro, como se lleva el luto. Pero peor aún es que se me escapen las noches soñándote, y amanecer junto al hueco vacío de la cama, ese que todos conocemos, ese que huele a ti, aunque nunca hayas estado. Aunque quizá nunca estés.

Pero a pesar de todo, yo seguiré vagando por las estaciones, ya sea primavera, ya sea otoño, ya sea de autobús. Porque tu ausencia no es reemplazable, porque el vacío solo puedes llenarlo tú.

Por que sí, por que te quiero. (De vuelta, en mi vida, al derecho y del revés.) Por que te quiero y punto.


5 comentarios:

  1. Una historia muy lograda con una prosa limpia
    enhorabuena.

    recordé una canción: el asesino de la ilusión.

    Un abrazo.

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  2. Me parece precioso, aunque he visto que te has comido alguna letra (no soy quién para decirlo, a mi últimamente también me pasa).
    Es bastante triste imaginar a alguien así por la ausencia de otro. Pero el tiempo lo cura todo, dicen.
    Un besín!

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  3. ¡Sin palabras! Es genial la belleza que creas con tus palabras...

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  4. Hola Ana!

    Me sentí muy identificada, la frase es un gran disparador para que podamos explayarnos. Yo también participo de la iniciativa.

    Un besito.

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  5. Supongo que tendrá que aprender a vivir con ello, aceptarlo sin más, hasta que no duela. A no ser que pueda salvar las distancias y empezar de cero, si tiene una mínima oportunidad, arriesgarse, quien sabe, igual la otra persona pensaba igual...

    Besos

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