La persona que había al otro lado era una mujer joven. Muy obviamente una mujer joven. No había manera posible de confundirla con un hombre joven en ningún lenguaje, especialmente en braille. – Terry Pratchett – Mascarada
Darius, era ciego. Ciego, presuntuoso, malhumorado, desaprensivo, agresivo. Era de esas personas que nadie desea, bajo ningún concepto, tener a su lado. Marilyn, era su mascota, una perrita mestiza a la que encontró en la calle, unos pocos meses antes de perder del todo la vista. Darius, tenía muchísimo dinero, invirtió gran parte de su fortuna en operaciones y tratamientos experimentales, pero nada consiguió evitar que su mundo se tiñiese de negro.
Siempre dijo que quería ser independiente, que no se haría valer "de un chucho mugriento para hacerse camino en el mundo", pero Marilyn se hizo un hueco en su vida con un par de lametones.
Ya hacía casi un año, que había dejado atrás un mundo, del que ya no se sentía parte. Hacía meses que no sabía que era estar con una mujer. Su trato humano se limitaba a pedir una copa en algún bar, y esa situación rara vez se daba, porque la pobre perrita no era bien recibida en aquellos antros de mala muerte.
Darius, era un tipo afortunado, pero aún, no lo sabía... Era una fría mañana de invierno, de esas que lo último que te apetece es salir de la cama. Marilyn llora, deseosa por salir. Su dueño se revuelve en la cama. Los persistentes ladridos de su perra, lo hacen abrir los ojos. Aunque la diferencia no es mucha. Pasa de una negrura cegadora, a una ceguera normal y corriente. Tantea la mesa en busca de las gafas, ya es rutinario. Pero a pesar de todo, sigue sintiendo una punzada en el estómago cuando las alcanza y se las pone. No hay cambios perceptibles. No siente nada. Acaricia la cabeza de su mascota, y su tacto hace que se calme.
- Ya voy, chica, ya voy.
Se ha acostumbrado a vivir a oscuras. Y con una habilidad impresionante, se acicala, se viste, y sale a la calle. Al principio, se arrepiente de no haber cogido unos guantes, o una bufanda. Pero después comprueba que no hace tanto frío.
La verdad es que es un hombre atractivo, roza los treinta y seis años, tiene el pelo rubio, que le cae en mechones despreocupados por la cara, una boca carnosa y dientes perfectos. Las gafas de sol, le dan un aire interesante, y sus movimientos seguros hacen casi imperceptible su ceguera. El baston lo delata, y por eso a veces, cuando va con Marilyn, no lo usa. Quiere sentirse normal, aunque no lo sea.
Se sienta en un banco, quiere encender un cigarrillo, pero repara en que es una estúpidez, ya nadie fuma. Todos saben que es malo. "Peor que ser ciego" se dice a sí mismo. Nota como alguien se sienta a su lado, y gira la cara. "Que estúpidez", A su lado se sienta la oscuridad de siempre. Pero con olor a mujer guapa. Por que sí, porque las mujeres guapas, huelen de forma distinta.
La verdad es que sí, La persona que había al otro lado era una mujer joven. Muy obviamente una mujer joven. No había manera posible de confundirla con un hombre joven en ningún lenguaje, especialmente en braille. Oye como la mujer se mueve.
- Hola, bonita, ¿Es este hombre tu dueño? - Darius imagina que le habla a Marilyn. - Mi nombre es Avalanna.- Dice girándose hacia él. Le tiende una mano, pero él no responde ante su gesto. - Oh, disculpe, no me había percatado de que es usted...
- ¿Ciego?
El silencio incómodo rellena cada recoveco del banco en el que ambos se encuentran.
- Disculpe, no quería parecer grosera.
- Ser sincero, no es ser grosero. - De repente ambos sonríen, y aunque Darius no puede estar seguro, presiente que ella también está a gusto.
- ¿Te invito a un café y olvidamos lo ocurrido? - Dice ella.
- ¿Qué dices, chica? - Finge hablar con la perrita - ¿Nos dejamos convencer?
Marilyn ladra, y se dan por satisfechos.
Las casualidades están tejidas con el mismo material que los sueños. Con buena suerte.
Me ha encantado, aunque pobre Darius la verdad.
ResponderEliminarSin duda alguna me he enamorado del final.
¡Un besín!
La verdad que no me imagino una vida sin luz y sin colores... Debe ser un duro golpe perder la visión y sentirte indefenso porque no puedes moverte con la misma habilidad que el resto de los mortales, aunque adquieras otras herramientas para defenderte...
ResponderEliminarBesos
Siempre escribes cosas hermosas y que te llegan ;')
ResponderEliminarSaludos!
La verdad es que la felicidad sí que llega, y a veces cuando menos te lo esperas.
ResponderEliminar¡Saludos!
Oiins!! Pero qué relato más precioso! Y además te deja con un buen sabor de boca jaja algo que, sinceramente, necesito ;) De verdad, me ha encantado!! Y tiene frases muy buenas ^^
ResponderEliminarUn abrazo y pásate cuando quieras :3
Qué lindo! gracias <3
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