La Suerte de Trece I.

Capítulo I. 
Prólogo.


Auschwitz. 1942.
"Mi nombre real es Anava. Tengo diecinueve años. Mi nombre real es Anava. Tengo diecinueve años."
Aquellas frases se habían convertido en un ritual para Anava. Se las repetía a todas horas, temía olvidar quien era. Temía olvidarse así misma. No le quedaba nadie que pudiera recordarla. Todos habían muerto o desaparecido. Y su futuro no pintaba mejor. Auschwitz, el infierno en la tierra. Había perdido su identidad, su todo. Ahora era Trece. Un numero más de la interminable lista.
El día que el doctor Wilhem Bruch, llegó al campo de concentración, todo cambió.
Los veo a través de las verjas, un coche que no he visto nunca aparca, y de él bajan varios hombres. Uno me llama especialmente la atención. Creo que me mira, pero no estoy segura. Lleva un viejo maletín de piel, o eso creo. Parece un médico. Entran. Los pierdo de vista. Algo me dice que se aproximan nuevas torturas. Miro mi brazo, el número que me tatuaron. Trece. ¿Eso soy? ¿Ganado? La decimo tercera oveja de su rebaño. 
Por la puerta que da al patio veo salir a dos soldados con caras serias, y al "doctor". Comienzan a gritar y nos obligan a hacer dos largas filas. Mujeres y hombres. Aquello es un collage de toda clase de edades, estaturas, pesos. Todos de muy diferente condición, con un único punto en común. Judíos. Esa palabra nos ha condenado a esto. 
Hacen entrar a los hombres en el pabellón asignado y a nosotras nos dejan allí, el doctor recorre la fila de arriba abajo, escrutando nuestros rostros. Me temo lo peor. Todas agachan la vista cuando él las mira, pero yo no. Cuando posa sus ojos en mí, le mantengo la mirada. Desafiante, decidida. No hay miedo, ya no me queda nada. Me habría suicidado yo misma de haber podido. 
- Tú - Me dice, haciendo un gesto con la cabeza. No espera respuesta por mi parte, me agarra el brazo derecho, levanta con cuidado la manga raída de los harapos que me hacen ponerme,- Trece- Me llama, y por primera vez, siento que ese realmente es mi nombre. Lo siento porque él hace que suene familiar. Casi... humano.- Ven conmigo.
Me agarra el brazo, y me arrastra fuera del patio. Me lleva a una habitación alejada del resto. Es una estancia austera. Con solo una mesa y un par de sillas de madera. Se sienta en una de ellas y me insta a imitarlo con un gesto. Mira a los guardias, y les pide que nos deje a solas. Giro la cabeza a todas partes, en parte desconfiada, en parte agradecida. Oigo como cierran la puerta con llave y pasos que se alejan.
-Bien... Trece, ¿Sabes por qué estás aquí?
-Por ser judía.- Hace un intento de mofa.
-Bueno, más concretamente, ¿Sabes por qué estás aquí conmigo?
-Porque usted me escogió.
-Deberías ser menos arrogante, niña, podrías morir.-Trata de que suene como una amenaza, pero no lo consigue. Me siento extrañamente cómoda con éste hombre y la verdad es que eso me preocupa. - Probaré una última vez, ¿Sabes porque te escogí?
-No.
-¿Y no sientes curiosidad por saberlo?
-Un poco.
- Bien, te lo explicaré. Soy el doctor Wilhem, y he venido aquí en busca de sujetos para experimentar ciertos fármacos nuevos, que podrían resultar peligrosos...
-Me ha traído aquí para probar conmigo unas medicinas que no sólo pueden provocarme reacciones indeseadas, sino que también podrían matarme, para comprobar su efectividad, si son aptos para comercio. Si me matan, para los judíos.
-Dicho así, me dejas como un monstruo.
-Es usted un monstruo, todos ustedes son monstruos y ojalán se pudrán en el infierno.
-Con esa boca, tú llegarás antes.
-Discúlpeme señor mío, yo ya estoy en él.
Suspira. Parece abatido. No entiendo su actitud. Si quiere drogarme ¿Por qué no lo hace y ya? Ahora que lo miro bien, es un hombre atractivo. Tiene el pelo algo más castaño que el resto de los que he visto por aquí. Sus ojos son verdes con ciertas tonalidades marrones, y su boca es... No sé en qué estoy pensando. Sacudo la cabeza y vuelvo a la conversación.
-Trece,- Se empeña en llamarme así, como si realmente creyese que ese es mi nombre. Asusta más de lo que tranquiliza- Quiero ayudarte - ¿Ayudarme? Ha perdido el juicio, pero aún así lo dejo terminar antes de interrumpirlo.- He visto en ti, algo que los demás no tienen, cuando me has mirado a los ojos he visto fuerza, he visto a una niña de... ¿Qué edad tienes? ¿Dieciocho años?
-Diecinueve.
-He visto a una niña de diecinueve años que no debería estar aquí, no puedo salvar a todos los judíos, pero puedo salvarte a ti. Déjame ayudarte.
-¿Cómo vas a ayudarme?
-Si aceptas la propuesta de ser mi... No sé como llamarlo.
-¿Su conejillo de indias?
-Si, bueno, llámalo como quieras. Si aceptas, puedo sacarte de aquí. Las pruebas no serán muy agresivas y los fármacos no te provocarán casi reacción alguna, ya están casi a punto de salir al mercado. Estarás a salvo y cuando la guerra acabe serás libre.
-Eso no puedes saberlo.
-Es cierto, no puedo, y tampoco puedo pretender que confíes en mí. Pero al menos piénsalo. Soy tu única oportunidad de salir de aquí.
-Concretamente, ¿Por qué yo?
-Ya te lo he dicho.
-No me lo creo.
- Puedes considerarlo, suerte. La suerte de Trece.


13 comentarios:

  1. Tiene un cierto aire al holocausto (creo, no me hagas mucho caso, en historia soy malísima) y también me ha recordado al diario de Ana Frank, como es capaz de sobrevivir sin ser descubierta, al fin y al cabo la protagonista de esta historia también quiere sobrevivir, aunque sin la necesidad de esconderse.
    Buen texto, ya espero con ansia el siguiente capítulo.
    Un besito.

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  2. Hermoso como escribes! y la música encantadora. Saludos!!

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  3. Me pillas muy susceptible hoy respecto a esta temática, después de que anoche viera "El niño con el pijama de rayas"... Es un tema muy triste y es lamentable que pasara tiempo atrás. De todos modos me encanta este primer capítulo y sin duda seguiré leyéndote. Ya sabes, puedes participar en el "Heart of Ice" cuando quieras. Un muack gigante ♥

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  4. ¡Hola Ana!

    Lo cierto es que creo que escribes muy bien y la historia se entiende a la perfección, al menos este prólogo hahaha Estaré pendiente del siguiente capítulo :) Por cierto, ya te sigo!

    Cyrelle.

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  5. Oh, qué historia, tengo ganas de que escribas más, porque todo este tema me llama mucho la atención, y me gustaría saber qué más ocurre en la historia de esta chica...
    ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

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  6. HOLAAAAAAA!
    Me encanta tanto tu diseñoo
    Buenisima historia..
    te sigo <3

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  7. Me tienes intrigada, no sabía que ibas a subir una historia así. Y seguramente acabe triste porque estas historias nunca acaban bien, pero bueno, me ha encantado como escribes y tengo ganas de saber más.
    Por cierto, y a lo que venía en realidad. Te he dejado un premio en mi blog, espero que te guste, lo hagas o te sientas halagada, que me conformo con poco jeje.
    ¡Un besín!

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    Respuestas
    1. (acabo de darme cuenta que soy asi de lista y no he puesto el link, así que dobleposteo http://beyondawritersmind.blogspot.com.es/2014/07/premios-variados.html )

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  8. ¡Hola! Gracias por comentar en mi blog y seguirme; también te sigo y me encantó el tuyo, es muy original, sobre todo la portada y la sencillez de los gadgets.
    Por otro lado, me gustó mucho el prólogo y me ha atrapado, espero leer más.
    Saludos.

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  9. Me encantò ! Sé que las historias tristes me afectan un poco, pero estoy ansiosa de saber más, muy buen escrito! Un beso ♥

    La Fotografía de una Chica

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  10. MUY bueno y atrapante!! Gracias por pasar por mi blog, yo te sigo también :) un beso!

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  11. Interesante, genera suspenso desde el principio y quiero leer más.
    Cariños....

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  12. Voy desde el inicio, no quería perderme detalle :)

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Leo todos los comentarios y trato de contestar a todos los que puedo. Gracias por dejar tu opinión, valoro mucho que inviertas tu tiempo en leer mis entradas y comentarlas. Si quieres dejar el enlace de tu página estaré encantada de echarle un vistazo.