Se pone las gafas de sol. Sonrisa arpía. Sonrisa socarrona que me vuelve loca. Camina seguro de sí mismo. Se acaricia el pelo con un gesto casual, nada forzado. Lo imagino en una película. Ahora es cuando tropezamos y el me ayuda a recoger mis cosas, me llama torpe, yo me sonrojo, el vuelve a sonreír, me dice que soy preciosa y empieza un bodrío romántico de esos que no me gustan, pero que viviría con él si alguien me diese la oportunidad.
Veo como sube al coche y me mira. No sabe quién soy, y yo no sé quién es él, pero ha debido notar que siempre que nos cruzamos lo estoy mirando. No nos hemos visto más de tres veces, pero ya sabe que lo busco hasta en la sopa de letras. Ese es uno de mis problemas, no controlo. Me mira de arriba a bajo. Me observa. Me sobrepasa. Me pone nerviosa. Me siento insegura. Indefensa. Como si esuviese a punto de derrumbarme. Sonríe. ¿Por qué ha hecho eso? ¿Qué significa esa sonrisa? Se quita las gafas. Y hasta aquí. Me pierdo. Y que no me encuentren por favor. Me pierdo en el bosque de sus ojos. Los colores del otoño. Mi estación favorita. Explosión de las hojas secas que flotan sobre los árboles de colores más vivos. Una guerra entre el marrón y el verde que se disputan el dominio de un iris con vida propia. Los colores que tratan de superponerse crean un cuadro digno de ser expuesto en la mejor galería de arte del mundo, en cambio, yo, una persona de lo más normal, me encuentro con el derecho absoluto de contemplarlo sin pagar un duro. ¿Alguien más habrá sabido apreciar esa obra maestra?
Y entre tanto caos de hojas, colores, bosques, cuadros, se crea una especie de armonía que me atrapa, que me hace perder la noción del tiempo y el sentido de la vida. Se sienta en el coche. Me cuesta verlo. Creo que busca algo, y no debe encontrarlo porque vuelve a bajar. De nuevo se encuentra con mi mirada clavada en él. No he dejado de mirarlo y no creo que pueda hacerlo aunque quiera. Además no quiero.
Alguien me llama. Bajo la vista. Desaparece. Mierda. Mi fantasma. Todo lo que quiero. Se fue. Me atravesó sin que me diese cuenta, y se ha llevado una parte de mí, dejándome un hueco vacío donde antes tenía el corazón.
Es una mierda esto de ser de los que aman a primera vista.
Es bellisimo
ResponderEliminar¿Algún día escribirás algo que acabe bien? jajaja
ResponderEliminarLa verdad es que me ha encantado, de principio a fin, hipnotizada sin poder apartar la vista, imaginándome esos ojos con toda claridad...
Ains, me ha encantado.
¡Un besin!
Bonito relato, pero eso de amar a primera vista debe ser de lo más duro...
ResponderEliminarun abrazo!
Un relato repleto de magia. El amor a primera vista debe ser duro, sobre todo si cuando conoces a esa persona te das cuenta de que no es como esperabas...
ResponderEliminarBesos.
Precioso el relato de hoy<33
ResponderEliminarUn beso.
Hermosooo! tu manera de redactar me fascina. Tus escritos son perfectamente detallistas, buenísimo. Me gustó mucho el tema, amores a primera vista cuando comúnmente se basan en historias efímeras pero que significan mucho. Claro ejemplo de alguna de nuestras sensaciones humanas ♥
ResponderEliminarSaludos!
Me gusta mucho, me encanta leerte. El titulo y el texto están perfectos
ResponderEliminarMe ha encantado esa descripción de sus ojos.
ResponderEliminarQuizá sea mejor ese amor fugaz, para escribir mil historias de lo que podía o no haber pasado. Es mejor que a la próxima se lo encuentre en un bar para que pueda haber algún tipo de conversación... es que así... es casi imposible conseguir algo :P
Besos