Gélida

Era un día más. Otro invierno. Otro infierno.
Eran unas ganas horribles de escapar, otra vez.

Era otra boca, otro sabor.
Pero la misma historia.

Era otro cuento sin hadas,
pero era suyo,
jodidamente suyo.

Y así llegó él,
no sabía si para quedarse,
o para irse como los demás.

Pero había llegado,
y ya era más,
de lo que habían hecho otros.

Tal vez, bastara con eso.
Un poco de cariño,
para unos huesos fríos.

Un Nuevo Octubre,
un Noctubre.