La Suerte de Trece V

Capítulo V.
Día tres, El Bosque de las Hadas.

El sonido del agua que cae desde una pequeña cascada. El murmullo de las hojas que se mueven con el viento. Él y yo. Nadie más. Los minutos corren, los silencios no son incómodos. Las sonrisas parecen  sinceras y sus ojos tienen un color que no había visto nunca. Que me atrapa. Que me hace creer que otra vida es posible.
-Sabes, a este sitio lo llaman el bosque de las hadas- Dice.
-¿Por qué?
-Porque en él suceden cosas mágicas, se dice que las hadas pueden cumplir tus deseos y que a veces ocurren cosas difíciles de explicar o que creías imposibles. - Me mira y enarco las cejas.
Saca de una pequeña bolsita una tableta de chocolate. Me ofrece un trozo y acepto.
-No creo en las hadas- Digo y doy un mordisco.
De nuevo el silencio que nos envuelve. Los pájaros que vuelan y cantan canciones de amor que sólo ellos conocen. A veces desearía ser un pájaro. Desearía tener alas y poder volar, escapar de todo lo que me hace daño. Desearía viajar a un país donde me acepten como soy, donde la palabra "judío" no sea motivo de odio, sino una mera descripción como "alto" o "moreno".
No sé cuando ni como, pero en algún momento cerré los ojos. En algún momento dejé de ser consciente de cuanto había a mi alrededor. Me recosté sobre Wilhem y me quedé dormida. Y él también sucumbió al poder de Morfeo porque cuando desperté el aún soñaba.
Y la verdad es que tengo la sensación de que soñamos juntos, como si nos hubiesemos colado en el sueño del otro, como si por un momento hubiésemos adoptado una vida ajena para experimentar lo que se siente cuando no hay miedos que te muerdan los tobillos.
Soñé que éramos pájaros, que volábamos, que batíamos las alas el uno junto al otro, que nuestra condición no importaba, sólo dos pájaros alzando el vuelo, dos pájaros que no vuelan a ras de suelo.
Después erámos personas, normales, con las preocupaciones cotidianas. Dos personas que se conocen, no en un campo de concentración, sino en una cafetería, leyendo un buen libro, tomando café bien caliente y una sonrisa en la boca. Sueño que tengo nombre, que no soy un número. Sueño que sus ojos son la primera persona del plural de todos los tiempos. Sueño que me besa de verdad, porque los dos lo queremos porque los dos lo deseamos.
Sueño que somos inmortales. Sueño que me quiere de verdad y que no es sólo un truco para que confíe en él. Sueño que lo quiero de verdad y que ésto no es solo la estúpida obsesión de enamorarme. De sentir algo antes de que el último grano de arena caiga. Antes de que se me agote el tiempo, porque no me queda mucho. Porque yo lo sé, porque él lo sabe.
Sueño con él, y me atrevo a pensar que el sueña conmigo.
Lo miro, parece otra persona. Por primera vez desde que lo conocí, siento que si lo hubiese conocido en otras circunstancias, si el mundo fuese un lugar justo, realmente me hubiese enamorado de él. Pero en esta jaula de cristal dónde me tiene presa, dónde me cuida, donde evita que me lastimen es muy difícil sentir algo que no sea lástima de mi misma.
Lástima de no saber qué es llevar una vida normal. Lástima de no tener tiempo para conocer la parte de Wilhem que sería capaz de robarme el corazón. Sigo mirándolo, memorizo cada parte de su cuerpo, grabo en mi recuerdo la curva de su nariz, el recorrido de sus pómulos, la forma de su boca, como tiene el pelo. 
Le acaricio la cabeza y se estremece un poco, continúo enredando mis manos en su pelo. Eso me tranquiliza... Visto desde fuera, parece realmente una relación. Cualquiera nos tacharía de pareja de no conocer la totalidad de la historia, de no saber más allá de lo que se puede captar a simple vista. Aunque quizá soy yo la que se esfuerza porque no haya nada más que una historia ficticia. Quizá si que haya una relación, quizá lo que se ve a primera vista, es el reflejo de lo que hay y yo me niego a admitir.
Comienza a toser y me saca del ensimismamiento. Poco a poco abre los ojos y me mira. PArece desorientado, se incorpora lentamente.
-¿Cuánto he dormido?
-No lo sé, yo acabo de despertar.
-Yo seguía despierto cuando tú te dormiste- Creo que me ruborizo, porque sonríe con ternura y continúa hablando - Parecías indefensa, tranquila. Ha sido bonito.
-¿Has soñado algo?
Mi pregunta parece dejarlo atónito, se para a pensar un segundo y responde.
-Bueno quizá te parezca raro... En realidad es una locura pero... Soñé que éramos pájaros...
Quizá era cierto lo del bosque, lo de las hadas, quizá si que exista la magia y quizá se concentre en ese lugar. Es sincero conmigo y eso me gusta. Puede mentirme, decirme cualquier cosa, pero sé que ahora no me está mintiendo. No podría aunque quisiera.
Empieza a toser de nuevo, por un momento pienso que está a punto de ahogarse, me incoporo sobre él, y abro una botella de agua. Muy despacio se la acerco a la boca y hago que beba a sorbos lentos. 
- ¿Estás bien?
-Si, gracias... No sé que me ha pasado.
- ¿Seguro que estás bien? - Antes de que pueda responderme, se levanta una ráfaga de viento helado que me hace extremecerme.
- Será  mejor que volvamos, esta noche nevará. Podríamos volver mañana. Cuando el manto blanco cubra todo esto.
-¿Vamos a repetir?
-Te prometo que este sitio cubierto de nieve será como un lugar completamente nuevo. Confía en mí, te sorprenderá.
Una vez más caigo presa de sus palabras. Una vez más no tengo miedo a morir. Por primera vez en mi vida, vivo día a día y empiezo a temer porqué sé que los tengo contados. Sé que cada vez que me voy a la cama un dolor punzante me aguijonea el estómago, sé que ésta mañana la almohada estaba manchada de sangre y la boca me sabía a cobre. No le he dicho nada, y no estoy segura de si es porque no puedo preocuparlo o porque sigo pensando que no le importo.
Me toma la mano para guiarme de vuelta a casa y se me eriza la piel
-¿Frío?
Asiento. Miento. 
En realidad no es frío, eres tú. 

¿Me ayudas con mi blog? Son sólo unos minutos ¡AYÚDAME CON MI BLOG! (Click)

6 comentarios:

  1. A mí me tienes enamorada. La historia parecía tan imposible al principio y ahora están a nada descubrir nuevas sensaciones... Esperaré con ansia el siguiente capítulo jajaja.
    Un besito.

    ResponderEliminar
  2. "Sueño con él, y me atrevo a pensar que él sueña conmigo."

    No es sencillo encontrar personas/blogs/historias, que te atrapen de inicio. Tú ya me tienes en la red.
    Me quedo, con tu permiso :)

    Saludos desde Perú, niña.

    ResponderEliminar
  3. Es una historia que atrapa! te felicito!

    ResponderEliminar
  4. Es un continuo tira y afloja, y eso engancha, la prohibición, las normas que nos obligan a actuar en contra de nuestros sentimientos.
    Me está encantando esta historia, los amores imposibles nos hacen querer seguir leyendo porque no podemos predecir qué ocurrirá...
    ¡Un beso muy muy muuuy grande! <3

    ResponderEliminar
  5. Me encanta esta historia, me encanta cómo la narras, ya sabes que esto me encanta :)
    Lo único que me rechina es no sé, un poco la "modernidad" del asunto. Me ha pasado cuando lo de la cafetería y me pasó con lo del coma, trece me parece muy culta para ser judía. Que tal vez esté equivocada, pero me rechina un poco jaja
    De todos modos sigo diciendo que me encanta, y tengo miedo porque si trece tiene los días contados sé que una parte de mi corazón va a morir con ella y por eso no me gustan las historias de judíos. Sé que el final feliz es tan inviable que...
    En fin, ojalá llegue.
    ¡Un besazo!

    ResponderEliminar

Leo todos los comentarios y trato de contestar a todos los que puedo. Gracias por dejar tu opinión, valoro mucho que inviertas tu tiempo en leer mis entradas y comentarlas. Si quieres dejar el enlace de tu página estaré encantada de echarle un vistazo.